29 enero 2010

03 - inundación y muerte

Resulta que la presión de tener un blog está provocando una falla en mi cerebro que me impide recordar mis sueños en su totalidad, y como lo poco que si perdura no tendría sentido para ustedes, prefiero contar uno viejo que inventar. Les advierto, que en mis sueños muchas cosas aparecen de la nada y los lugares suelen transformarse en otros en un simple instante. Y demasiadas veces… la gente muere.




Me despierto en mi sueño. Estoy en mi habitación. Debo apurarme porque saldré de excursión con Joaquín. Vamos al río. La emoción me colma, amo el río, amo el Tigre. Me levanto de mi cama y comienzo a vestirme. Salgo apurada. Flash. Estamos navegando, vamos a una isla a pasar el día. Avanzamos por un canal, donde paredes verdes impiden la visión hacia el centro de las islas. Vegetación, verde, naturaleza, VIDA. El río esta calmo, apacible, invitándonos a sumergirnos, pero debemos esperar. Al final del túnel, allá lejos, avistamos el final del recorrido: una isla paradisíaca. Mientras nos vamos acercando, vamos viendo la playa de arena dorada con sombrillas y reposeras esperándonos. El agua ya no es marrón, sino transparente. Ya no es más el Delta, es el Caribe. La embarcación va aflojando la velocidad a medida que se va acercando al muelle de madera. Descendemos. Realmente es un paraíso. De repente, alzando la vista al cielo, unos terribles nubarrones anuncian una tormenta. ¿Cómo cambió el clima tan rápido? Vemos una especie de gazebo y corremos a refugiarnos. Se desata la tormenta. No solo cae el agua torrencialmente, sino que se le suman piedras del tamaño de puños. El agua del río (que volvió a ser marrón) comienza a subir, hasta inundar toda la isla. Joaquín no sabe nadar, por lo que nos aferramos a los pilares del gazebo. Hay gente a nuestro alrededor. Compañeros de la escuela, que si nombrara no reconocerían. Conseguimos una cámara (flotador) y vemos que una lancha se va acercando a rescatarnos. Nadamos hacia ella y logramos subir, solo Joaquín y yo. Mientras la lancha se aleja de lo que era la isla hasta minutos antes, me anuncian una mala noticia, mi abuela esta muriendo y debemos despedirnos de ella.
Después de un rato, arribamos a un muelle. Este muelle se encuentra en la parte de atrás de una casa, donde hay una especie de porsche o galería de invierno que la rodea. Caminamos por el deck y llegamos a la parte de adelante. Es la casa de mi abuela. Del otro lado de la casa, ya no estamos en el tigre, es un barrio común y corriente (sin río). Veo a mi madre, quien me repite la noticia, con lágrimas en los ojos. Salimos a la vereda y nos dirigimos a un local a media cuadra, donde se encuentran mi abuela y su madre (una gran mujer, solidaria, de bien). Mi bisabuela había sido una especie de Madre Teresa local, y también estaba muriendo. La cola de gente que esperaba para despedirse, daba la vuelta manzana. Ignorando las quejas, me hice lugar y entré directamente, después de todo, era mi familia. En una camilla, detrás de un biombo, se encontraba mi bisabuela. La pase y fui a ver a mi abuela. Cuando la miro, estaba completamente transformada. Parecía de 20 años menos. Veía a la perfección, no tenía problemas de audición y una lucidez que me dejó pasmada. Me ve, y me abraza. Sin decir una palabra, me mira, con esa cara de amor con la que siempre lo hace y que yo no puedo sostener. Entonces, con los ojos mojados, le digo: -sabes que, en estas situaciones, no me gusta decir adiós. Prefiero un “hasta luego” -me mira, y me contesta: -dicen que, nos vamos a volver a ver... -la abrazo, y cuando nos separamos, me toca la panza y me dice: -cuidalo.


Aparece mi prima. Me apura a salir a la vereda. –Lau! Acompañame rápido que te tengo que mostrar algo -me dice con expresión de quien ha encontrado un tesoro. La sigo como media cuadra y me muestra una remera en una vitrina, -¿no es hermosa?.


De repente, miro para atrás y veo a la gente que se quiebra, llorando.
Entonces entiendo todo...






ps.: no estoy embarazada. ACLARO.

27 enero 2010

02 - tren

25/ene/2010

El siguiente sueño transcurre en la noche del 25 de enero de 2010.

 
Me despierto en mi sueño. Son las 12 del mediodía. –NADIE ME DESPERTÓ!! –grito desesperada al silencio de mi hogar. Me levanto, recorro la casa. Nadie. Levanto el teléfono, llamo al trabajo: ocupado. FUCK!
Comienzo a recordar el día de ayer. Mi abuela había ido a visitarme al trabajo sin saber que yo no iba. Se había sentado en mi escritorio, y preocupada por los llamados que pudiera recibir, había transferido mi teléfono al teléfono de su casa. Por lo tanto, todos los que llamaran a mi interno, se comunicarían con la casa de mi abuela. MUY INTELIGENTE abuela!
Hago memoria. No. No me acuerdo ningún otro interno. FUCK!
Me apuro a vestir, todavía puedo llegar al turno de la tarde. En eso suena el timbre. Es Tiff, me viene a buscar para ir juntas al centro. OK, vamos.
En la estación de trenes de Morón, mientras hacemos la cola para sacar boleto, Tiff, que estaba escuchando música, siente un tirón. –ME ESTAN ROBANDO EL AURICULAR DEL CELULAR!!!! –me grita pidiéndome ayuda. Habiendo policías por todos lados, ninguno parecía prestar atención. –EH VOS!! QUEDATE AHÍ!! QUE LES ESTAS ROBANDO A MI AMIGA!! –le grito al chorro. En eso miro a la policía más cercana -¿NO VES QUE LE ACABA DE ROBAR? ¿NO VAS A HACER NADA?! –me mira, seria, y me dice –Mira como hacemos algo! –toma a una prostituta de la estación y le coloca esposas. -¿QUE ESTAS HACIENDO? EL CHORRO SE ESCAPA!! Y LE ROBÓ A MI AMIGA!! –le contesto indignada. La policía no me presta atención y lleva a la prostituta esposada a un cuartucho. De repente, las paredes del cuartito se caen, como si fuera una de esas cajas sorpresa de donde sale una chica bailando de adentro, y se ve a todas las prostitutas y a los policías desnudos, enfiestados totalmente.
Sorprendida y algo asqueada, salgo corriendo. Veo un teléfono público. Por suerte, mi abuela ya había desbloqueado el teléfono y podría comunicarme con mi jefa. Busco las monedas, las pongo, BEEEEEEEEE (la bocina del tren). Corto y entro al andén para no perderlo. Allí me espera Tiff. En eso, miro mis pies y veo unas zapatillas roñosas y pienso: FUCCKKKK!!!! ME VESTI TODA Y NO ME CAMBIE LAS ZAPATILLAS!!!
En fin, ya esta hecho. Lo importante es llegar al trabajo para que mi jefa no me despida. Mientras el tren se va deteniendo, miro el reloj: 16hs. ¿Cómo pasó el tiempo tan rápido? El tren finalmente frena. Es gigante. Ocupa 3 rieles juntos. Es un súper tren, donde al entrar, hay vagones de pasajeros en el primer y último riel, y en el del centro, una especie de calle ancha donde circulan patrulleros vigilando. Subimos.


-LAURA A DESPERTARSE!! –me dice mi mamá.
Me siento sobresaltada en la cama. SON LAS 12 DEL MEDIODÍA???!!!

26 enero 2010

01 - ilusión mágica

24/ene/2010


El primer sueño que voy a compartir con ustedes, lo tuve en la noche del 24 de enero de 2010.

Me acabo de despertar dentro de mi sueño. Me encuentro en una habitación en una gran cama con dosel y cobijas color tiza. Debo apurarme, soy una persona importante y tengo un gran evento. Abro mi ropero y comienzo a probarme ropa. Tengo un cuerpo escultural: delgada, alta, pelo oscuro, largo y sedoso. Aun así, nada me queda. La ropa se va rompiendo a medida que la pruebo; nada es acorde al evento que me espera.
Mi asistente personal entra en la habitación y al verme a medio vestir, veo como se va transformando su expresión de tranquilidad a desesperación. –Yo se donde tenes que ir. Vamos a MOM – me dice.
Entramos a un restaurant chino, de muy poca monta. Algunas personas se encuentran comiendo en pequeñas mesitas aquí y allá. Cada uno en sus propios asuntos. Nadie parece reconocerme, ni se afectan por mi presencia. Soy invisible. Avanzo hacia el fondo del salón y paso a las cocinas. Un lugar sucio, caluroso y atiborrado de chinos cocinando. Me miran, se sonríen. -¿Cómo llego a MOM? – se limitan a mirarme y sonreír. Señalan unas puertas de vidrio, al fondo de las cocinas. Me dirijo a ellas, y al abrirlas, me encuentro en un escenario completamente sacado de un cuento de hadas. Un hermoso paisaje con pequeñas lomas de pasto verde y un cielo color violáceo. Personajes al mejor estilo circense se encuentran desperdigados por todo el jardín. Me miran, sonríen y comienza el show!



La música comienza a sonar (imposible de describir) y los personajes van realizando actos de acrobacia, tela y baile. De repente, todo se torna mágico! Plantas brillantes y de colores radiantes aparecen de la nada, luciérnagas brillan por doquier. Las estrellas brillan a más no poder y me van llevando a un estado de libertad y felicidad pura. Se van acercando a mí, me toman de las manos y me arrastran, me llevan, me suben a una especie de bus. El bus arranca y sale del jardín. Las calles son de tierra, parece desértico. A mi izquierda, atravesando un pequeño precipicio donde corre un río turquesa, se ve una instalación donde la gente hace cola para entrar. Hay un puente para cruzar al otro lado, y sobre el borde del río, una pared de árboles protege de caerse por el barranco. El bus se detiene, me indican que baje. Abro la puerta y veo un cartel luminoso, al estilo de los del subte, donde dice: “el jardín permanecerá abierto de 10 a 18hs, hasta el día 06/52” -¿Qué significa 06/52? – pregunto desesperada, ya que la emoción por volver me supera. –Eso deberás averiguarlo tú.

[En este preciso momento, es que siento que este sueño ya lo he tenido antes. Me doy cuenta que es un sueño y que me van a dejar ahí. El objetivo es que descubra como volver a mi hogar.]

Bajo del bus y al instante éste arranca y se aleja dejando una gran polvareda. Miro hacia atrás, nada. El camino da curvas cuesta abajo y no puedo ver nada salvo el cauce del río. Miro hacia delante, una gran cuesta se ve frente a mí. Otra vez tierra, lo que me recuerda que voy a ensuciarme los pies. Mientras pienso que esto ya lo viví, veo a dos chicos bajando la cuesta en bicicleta, sujetos a un cable-riel que corre por las copas de los árboles, al cual están sujetos mediante un arnés (para que sirve, no lo se, me limito a relatar). Los freno con un gesto, y les pido direcciones:
Yo: -Chicos! ¿Dónde queda la estación de autobuses?
Chico 1: -Mmm… subiendo la cuesta, pero lejos… lejos..
En eso, veo que al pie del puente, hay un puesto en el que alquilan bicicletas. Me acerco junto a los chicos, que me acompañan, y consulto si puedo alquilar una bicicleta para llegar a la estación y luego dejarla allí. Me contestan que si, pero mientras se van acercando “turistas” con tortas en las manos, me recomiendan visitar el edificio que había visto desde el bus. No me explican que hay dentro, pero insisten en que vaya. Dudando si ir o no, uno de los chicos se me acerca:
- Mira – me extiende una foto – Estos son mis amigos.
Miro detenidamente, y comienzo a notar que conozco a las personas de la foto.
- Este chico lo conozco! – Señalando a un rubio con rulos - ¿Dónde vive?
- Cerca de donde yo vivo – me dice sonriendo seductoramente
- ¿Y vos donde vivís?
- Cerca de donde vos vivís.