01 febrero 2010

04 - ¿sueño o vigilia?

El siguiente sueño transcurre en la noche del 29 de enero. No he podido determinar si estaba despierta o estaba dormida, lo dejaré a su criterio.

Antes de relatar el sueño, debo aclarar ciertas circunstancias previas.
La noche del viernes fue de especial temperatura. A las 20hs, y tal como viene sucediendo casi todos los días, nos cortaron la luz. Es decir, no aire, no ventilador, no tv, no pc, no NADA. En consecuencia, mi padre fue directo a acostarse al auto: la única zona con aire acondicionado. Para mis adentros y recostada en la cama de mis padres, pensaba: -¡Qué exageración! si no hace tanto calor.
Las horas fueron pasando y la luz no volvió. Lejos de ceder, el calor fue creciendo más y más. Desesperada, fui a hacerle compañía a mi viejo al auto. Me acosté en el asiento de atrás, pero a pesar de mis cortas piernas, no cabía. Incomoda, me levanté y volví a mi cama, pero el calor me impedía dormir. Y aquí comienza la gran nube de la duda.

Semi-despierta, comencé a soñar. Como me sucede casi siempre. Esta vez, estoy en la puerta de una iglesia. No veo como es por fuera. Entro directamente. Frente a mi, veo los típicos asientos repletos de gente rezando. Pero no me dirijo a ellos, sino que doblo hacia la derecha y camino por un pasillo paralelo al camino central que terminaría en el altar. Una pared separa el pasillo de la zona donde la gente esta sentada, por lo que dejo de verlos para encontrarme completamente sola. El pasillo es ancho y está pobremente iluminado. Comienzo a caminar y mirando hacia la pared que daría al exterior, veo estatuas e imágenes de virgenes. La virgen de Lourdes, la virgen desatanudos, y no podría distinguir más, solo afirmar que había como 10 estatuas en escenas diferentes. Al final del pasillo, veo una especial, vestida de celeste con el niño Jesus en brazos, mirándolo directamente a los ojos con una expresión de eterno amor de madre. La miro y siento que sé quien es, es la Virgen de Salta. Un enorme terror crece desde la punta de mis dedos, como si la sangre se me hubiese congelado y fuera subiendo hasta el corazón, que siento detenerse. La imágen intenta infundirme paz, pero el miedo me domina. Es en este justo momento, el de mi mayor duda, donde siento un dulce aroma a jazmines. A mi cabeza se remiten las voces de aquel programa de televisión donde testimonios comentaban que el olor a flores se corresponde con la presencia de la Virgen. Convencida de que no estoy dormida, quiero gritar, pero la voz se me atraganta en el estómago. Cuanto más intento, más me desespero por no poder emitir sonido alguno. Al mismo tiempo, una extraña sensación de remolino comienza a empujarme hacia abajo, me siento hundirme en mi misma, como cayendo hacia el interior de mi ser. Desesperada por el miedo, lanzo mi grito más agudo: MAMAAAAAA



No es nada gracioso. En ese momento logré despertarme del todo y avergonzada y queriendo negar lo que había sentido, le dije que no me sentía bien por el calor. Pero muy dentro de mi, estoy segura de que sentí ese olor a jazmines, y la sensación de caer dentro de mi, creo que nunca podré olvidarla.

¿Sueño o vigilia?
Quien sabe... nunca lo sabré...